Parámetros / Geño Hernández en la cena del grito.

Sep 19, 2018

 La bajeza y deshonor de bastantes políticos es realmente indígnate para muchas de las  personas bien nacidas.

 La cena del grito el 15 de Septiembre en palacio de gobierno del estado, fue un tablado para observar a algunos de los más sinvergüenzas políticos de Tamaulipas.

 La denigración no tiene límites para este tipo de sujetos y es inimaginable para los ciudadanos de bien.

 Podríamos pasársela a Genaro de la Portilla, Álvaro Garza Cantú y Lupe González Galván quienes compartieron la mesa y que representan la operación política en la zona conurbada del sur del estado, pues los tres son operadores electorales –aunque Álvaro vale solo por representar los intereses de su hermano Ramiro, pues en la operación política, ya está caduco y obsoleto–.

 En otra mesa estuvo Enrique Cárdenas del Avellano, un empresario de la radio e hijo ‘ñoño’ de un ex gobernador, eso sí, con mucha suerte, pues después del berrinche en el PRI fue al PAN a tratar de sorprender con espejitos y no se los compraron aunque hoy le dan un lugar y lo aceptan, él, en sus onanismos mentales se siente más panista que Clouthier.

 En una mesa se observaba toda la UAT pero lo destacable es que no estaba el secretario general Eduardo Arvizu, ex director de la facultad de arquitectura en el Centro Universitario de Tampico-Madero, quien se debe suponer es el número dos en la UAT.

 Aunque la figura central de la UAT es el rector y el tesorero, la mesa la capitaneaba Víctor Hugo Guerra –poder real en toda la universidad– mejor conocido en la delincuencia política como “La chulada”.

 El cuñado de “La chulada” fue sin duda una de las figuras presentes más criticada y de presencia cuestionada. El más vivo ejemplo de deshonor: José Carlos “El Coché” Rodríguez Montemayor, director del API Altamira. El Coché fue secretario Privado y particular de Eugenio Hernández Flores y sabe todo o casi todo de su ex patrón, pues le cargó desde maletines llenos de dinero para pagos discrecionales entre otras cosas y muchos negocios oscuros al amparo del poder.

 Su presencia en la cena del grito en palacio sugiere e infiere una sola cosa: desde hace tiempo ha estado ‘empinando’ a su ex jefe. Traicionó a Geño Hernández.

 Obviamente estos personajes son de grupos de poder muy fuertes, el jefe opera desde las  penumbras y no necesita estar porque queda representado por su gente enviada.

 La mayoría o casi todos los nombres aquí enunciados, por más ‘azules pintados de azules’ que pretendan ser, no podrán ocultar el tufo, el hedor de su pasado priísta y el origen de su riqueza material.

 Fortunas que fueron acumuladas  a la sombra y cobijo de su jefe político, el delincuente ex gobernador preso en Tamatán: Eugenio “La Viki” Hernández Flores.

 

 Muchas gracias y hasta pronto...